jueves, 8 de junio de 2017

{ Relato }


Antes solía escribir más a menudo, siempre bajo la influencia de series que seguía. Mi favorita: Castle; tengo tres fanfics basados en ella. Y en realidad empecé a escribir gracias a esa serie. Siempre ha sido pura afición. Disfruto cuando escribo. Pero después de varios años pasando mucho tiempo tecleando, empecé a dejarlo y a dedicarme más a la lectura. Otra de mis pasiones y aficiones.
El último libro que leí, sin contar las novelas graficas que leí posteriormente, fue "Drums of Autumn" (Tambores de otoño) de Diana Gabaldon. No voy a hablar del libro, pero cuando lo empecé supe que seria un libro que me llevaria un mes y así fue. Desde que lo terminé no he vuelto a cojer un libro, supongo que necesitaba un respiro. No obstante, a raíz de estas semanas de descansó volvi a sentir la necesidad de escribir algo y así lo hice. Reconozco que echaba de menos esta sensación de "crear".

______________________________________________________________________________

terminado el 7/6/2017


Le gustaba pisar ese bar cuando frecuentaba en Los Ángeles. Le traía recuerdos de su etapa adolescente. Como olvidar esos viajes de verano con su grupo de amigos... Y sin embargo, no había vuelto a saber de ellos.
  • Hola. Un San Francisco, por favor - pidió, sentándose en la barra.
  • ¡Que sean dos! - escuchó a su lado – Yo invito – le sonrió un chico con pintas de surfero.
  • Gracias, pero no recuerdo haber pedido compañía.
Cath cogió su bebida, dejando el dinero encima de la barra y se alejó en busca de un poco de tranquilidad en la terraza.
Todo estaba igual. Olía a madera y a mar, junto al aroma dulzón de su cóctel. La mesa de billar seguía exactamente donde la recordaba, igual que las tablas de surf que tenian por decoración. Sonrió para si misma y centró la atención a su smartphone.
  • No has cambiado nada.
  • No quisiera ser desagradable, pero me gustaría estar a solas los próximos cuarenta minutos. Gracias... - procuró no sonar menospreciable, a pesar de mantener la mirada en la pantalla de su smartphone.
Al contrario de sus palabras, el chico se sentó frente a ella. Observándola.
  • ¿Problemas de comprensión? Dije que quería estar..., sola - alzó la mirada quedando en shock. Y no, no era el tipo de la barra.
  • Hola, Cath. - le sonrió.
  • ¿Nos conocemos? - dudó, mientras su mente viajaba siete años atrás.
  • Bastante, diría yo. ¿Tanto he cambiado? - dejó pasar unos segundos - Ya veo que si... En tal caso, supongo que será mejor que me vaya. ¿Quieres que me vaya, Cathy?
  • ¡No me llames...! - saltó.
  • A estas alturas y te sigue molestado... - sonrió satisfecho.
  • ¡Callaté, Stevie! - contraatacó.
  • Nadie me había llamado así desde que tenía veinti... tres, no, veintiséis años. - recordó.
  • ¿Qué haces aquí? ¿Cómo...? ¿Dónde...?
  • Esto es nuevo. Catherine Kruger se queda sin palabras. ¡Debería twittear esto!
  • ¡No! ¡No lo harás! - protestó abalanzándose sobre él para quitarle el terminal de las manos - Odio las redes sociales.
  • Eso explica que no te haya encontrado en todo este tiempo.
  • ¿Bromeas? ¿Por qué harías eso teniendo mi número de teléfono? - dijo buscando en sus contactos.
  • Lo borré... Tuve que hacerlo – se encogió de hombros.
  • ¿Como me has encontrado? - se lo devolvió - ¿Qué haces aquí?
  • Cualquier diría que no te alegras de verme...
  • No te atrevas a hablar por mi. No tienes ni idea... - Cath vació la copa de un trago y se levantó decidida a irse. Había dejado de estar a gusto. - No sabes nada de mi, Steve. Ya no.
Decidido a no volver a perderle la pista, se fue detrás de ella.
  • ¡Cath, espera!
  • ¿Esperar qué? ¿A que vuelvas a desaparecer? - le reprochó sin mirar atrás - Steve, he estado siete años sin saber de ti. Siete jodidos años, sino más. Y ahora de repente te presentas aquí... - frenó en medio del paseo de Santa Mónica.
  • Necesitaba verte... Conocerte.
  • Esto no puede estar pasando... - susurró reanudando la marcha.
  • Admito que la culpa de este largo silencio ha sido mía - siguió hablando mientras iba detrás de ella - Fui yo quien cortó la comunicación y a pesar de ello, créeme que no ha habido día que no me acordara de ti. Siempre, en un momento u otro te he tenido aquí, en mi cabeza. Preguntándome que habría pasado si hubiera ido ese día. Si a pesar de tu negación, me hubiera presentado en Chicago.
  • No sé qué habré hecho, pero últimamente os habéis puesto todos de acuerdo para dejarme emocionalmente hundida. Y no es justo...
Con los ojos vidriosos, se alejó buscando un rincón en el que poder estar a solas.

Se habían conocido a través de un proyecto de intercambio de cartas con alumnos de otras partes de Estados Unidos. La elección se hizo por sorteo y no fue su nombre el que leyó en aquel momento, sino el de su hermana, Anna McLeod. Por motivos que a día de hoy sigue desconociendo, fue él quien respondió a su primera carta de presentación bajo el nombre de su hermana. Dos cartas más tarde, en la tercera, sólo encontró un breve mensaje y una dirección de correo electrónico. Y con esa dirección, la verdad. Después de ese día estuvo semanas tratando de entender el comportamiento de aquel sinvergüenza, muchas, sin embargo, con el tiempo ella le escribió. A partir de ese momento todo cambió. No había día en el que no hablasen. E-mails, mensajes de texto, videollamadas... Incluso tuvo la oportunidad de conocerle, pero su ingenuidad o lo que sea que fuera, le hizo dejar escapar una oportunidad de oro.
Con los años no ha habido un minuto del día que no se arrepintiera de ello. “¡Jodida estúpida!” se ha repetido muchas veces cuando ese recuerdo aparece en sus pensamientos. No obstante, una parte de ella sabe que es feliz por haberle conocido y guardar esos recuerdos que, a día de hoy, aún la hacen sonreír.
  • Disculpe, no quisiera molestar ni intimidarla, pero la he estado observando desde ese banco y me preguntaba si esto podría hacer que su día fuera a mejor.
Avergonzada, notando que seguía llorando, iba a incorporarse ayudándose por el tronco de la palmera a la que estaba apoyada, cuando dos tarrinas de helado de stracciatella aparecieron delante de ella. Cath levantó la cabeza para encontrarse con el sinvergüenza que en su día le robó el corazón.
  • Lo siento. No es mucho, pero no se me da bien improvisar.
  • No esta mal... – se encogió de hombros, aceptando el helado.
Uno al lado del otro, robándose el helado mutuamente. Así pasaron los siguientes veinte minutos.
La situación era algo con lo que había soñado despierta alguna que otra vez, sabiendo que nunca se iba hacer realidad, sin embargo... hoy sólo tenía que estirar la mano para tocarle. Y eso fue justo lo que hizo él. Steve alargó la mano para agarrar la de Cath. Eso la hizo sobresaltar, retirando la mano por acto reflejo.
  • No sé porque lo hice... perdona.
  • No... - se echó a reír – No importa... No esperaba que hicieras justo lo que estaba pesando. Eso es todo – soltó sin más. Al darse cuenta de sus palabras, se ruborizó.
  • Hmm... Así que que ibas a...
  • NO – rectificó.
Steve le lanzó una mirada interrogativa.
  • Eso se me da fatal... - admitió nerviosa - No es la primera que me imagino que estas a mi lado. Y me refiero a conocerte - se apresuró a clarar -. Tener la oportunidad de conocerte. Y ya se que fui yo quien se negó ese día... Fui una estúpida. Llevo viviendo con eso desde entonces. - murmuró.
  • Hasta hoy.
  • ¿Me vas a contar ahora por qué viniste? ¿A qué viene tanta insistencia? No me mal interpretes, pero habría podido vivir igual que los últimos siete años si no...
  • Algo en mi necesitaba ver que fuiste real.
  • ¡Venga ya! Hablo enserio.
  • Lo sé... Y no lo sé. ¿Importa eso ahora? Estoy aquí, Cath.
  • Y no sé si volveremos a vernos - añadió ella - Así acaba la frase, ¿verdad?
  • Quizás...
Cath suspiró tomándose unos minutos para pensar.
Si aquella tenía que ser la primera y única vez que lo tuviera cerca, sería aún más estúpida si desperdiciaba la oportunidad.
  • ¡Está bien! - Se levantó colocándose en frente y ofreciéndole la mano. - ¡Vamos!
  • ¿A dónde?
  • A aprovechar las horas que nos quedan.

<<···>>

A menos de 15 horas para volver a su realidad, Steve le ofrecido tomar una última copa en el mismo bar en el que había empezado su encuentro.
  • Sigo pensando que no es buena idea.
  • ¿Vas a volver a salir corriendo? - bromeó él.

Había más gente que por la mañana, pero nada agobiante. Steve se acercó a la barra para pedir dos cócteles mientras Cath salía a fuera esperando encontrar libre el mismo rincón de esa mañana.
  • ¡Perdona! ¿Sabes jugar a billar?
Un hombre a primera vista diez años mayor que ella, la abordó antes de que pudiera sentarse.
  • Hmm... Sí.
  • No te pido que aceptes, pero nos harías un favor si jugaras con nosotros. Nos falta un jugador...
  • ¿Te dejo dos minutos sola y ya estás hablas con otro? - apareció Steve por detrás con los dos mojitos.
  • Oh no... yo no... - el hombre dio un paso atrás para evitar mal entendidos.
  • No le haga caso, ni siquiera somos pareja... ¡Acepto!
  • ¿Aceptar qué? ¿Vas a dejarme tirado? - preguntó incrédulo.
  • ¡Deja de protestar! Puedes mirar y así aprendes a jugar... - se le acercó quitándole un mojito de las manos. Apresurándose a la mesa, donde la esperaban.
  • Muy bonito...
<<···>>

Dos mojitos, dos coca colas y dos partidas de billar después, Steve arrastraba a Cath hacia la salida, muerta de la risa. Se había divertido con ese grupo de moteros y las miradas de novio celoso de Steve cada vez que uno le ponía la mano encima.
  • Nunca había visto a nadie que le afectara tanto la mezcla de alcohol y cafeína como a ti.
Eran más de las doce de la noche cuando salieron del bar. Cath era consciente que en cualquier momento soltaría las palabras, pero en ese instante le invadía tal sensación de bienestar que no quería pensar en ello. Y siguió andando mientras su risa se iba apagando.
  • ¿Alguna idea de a donde vamos? - preguntó viendo que estaba andando sin rumbo.
  • No.
Sin importarle la hora, atravesó el paseo y se dirigió a la playa. No dejó de andar hasta llegar justo debajo del muelle, lejos de donde llegaba el agua.
  • No había un sitio mejor, ¿verdad?
  • ¿Ahora tienes miedo?
  • ¿Qué hacemos aquí?
No hubo respuesta. Algo acababa de captar la atención de Catherine.
  • ¿Hola? ¿Me estás escuchando?
  • Sí...
  • ¿Estás bien?
  • Si. Si, será mejor que volvamos.
  • No te sigo, Cath. Creía...
Al darse la vuelta, Steve también lo vio.
En una de las columnas de hormigón alguien había hecho un grafiti. Una frase.
Cabizbajo salió corriendo para atraparla.
  • No debería, pero me gustaría verte mañana antes de irme.
  • No... - negó - Deberíamos despedirnos aquí.
  • Claro...
No lo vio venir.
Steve tiró de ella, rodeándola con sus brazos como si le fuera la vida en ello.
  • Ojalá pudiera quedarme...
  • Ahórrate los comentarios, ¿quieres? - le reprochó con una mezcla de risas y lágrimas.
Hubo unos segundos de silencio que no necesitaron explicación.
  • Lo has leído, ¿verdad? La frase del muelle...
  • Si.
Por primera vez en todo el día se permitió mirarle a los ojos, manteniendo una mano aferrada a la suya.
  • Me alegro de haberte conocido, Steve.
  • Esperaba encontrar a alguien mayor y con bastón, pero me alegro...
  • ¡Eres idiota! - lo empujó a propósito, apartándole de su lado.
  • La verdad es que no he podido estar más a gusto. Lo digo de verdad. Eres genial, Cath.
  • No será para tanto... - le miró de soslayo con media sonrisa en los labios.

Recorrieron el paseo sin la obligación de conversaciones innecesarias, solamente con algún abrazo fugaz por necesidad o capricho.

Nunca había sido buena con las despedidas. Intentaba evitarlas, restando importancia al momento de decir adiós. Esta vez era distinto.
Antes de que él abriera la boca, ahorrándose también a sí misma tener que hablar, se abalanzó sobre él, descansando los brazos alrededor de su cuello. Correspondiendo a aquel abrazo, Steve la agarró por la cintura alzándola hasta que sus pies dejaron de tocar el suelo. Pudieron ser diez, quince o solamente tres minutos, aquél abrazo significó lo mismo para los dos. Volvieran o no a verse, había algo que los dos compartían. Ambos lo sabían. Ambos habían leído la frase grafitada en la columna del muelle...
Nunca fuimos nada, pero siempre hubo algo...”


- FIN - 

Take care, oox 

SRC.

jueves, 4 de mayo de 2017

Concurso #vidasextra


Hey everyone!

Ni yo misma pensé que volvería a escribir una entrada tan pronto, pero acabo de descubrir un concurso relacionado con los libros gracias a un retweet de Carlos Latre y he pensado en compartirlo. Así que si os gustan los libros y/o sois lectores empedernid@s (as myself), quizás os interesa.

Es muy sencillo participar. Solamente teneis que hacer click en la imagen y seguir los pasos que se os indica. That's all!



Gane o no una de estas bolsas, me paso el dia haciendo fotos a los libros que compro, haciendo fotos mientas leo... por lo tanto, no pierdo nada intentandolo ;)

Sed Felices! 
... Leyendo ♥

Take care, oox 
SRC. 

martes, 25 de abril de 2017

Helloo...!!! (Again)

El próximo jueves iba hacer tres años desde que dejé el blog apartado. No es que de repente vaya a volver a dedicarme a él, pero acabo de apuntarme a un concurso al que me hace ilusión participar y me entraron ganas de publicar una entrada. 
A día de hoy nunca he tenido suerte en los concursos (solo una vez pero no tenia que ver con libros), así que mi sorpresa sería poder ganar uno de los packs (libros) que hay de premio (estoy interesada en dos de ellos, pero tengo claro por cual me voy a decantar si suena la flauta y soy una de las ganadoras), de lo contrario habrá sido bonito mientras duró. 


Voy a dejar el banner del sorteo por si alguien se pasa por aquí (de hoy al 7 de Mayo) y le intresa. 




Take care, oox
SRC


domingo, 27 de abril de 2014

{Reseña} Los Guardianes Del Alma


Después de mucha espera... ♥!! 


Titulo:  Los Guardianes del Alma. 

Autora:  Dianna M. Marquès

Editorial: Huérfanos Literarios (Autopublicación)

Genero: Romántica, paranormal y fantástica. 

Diseño Cubierta: Dianna M. Marquès

Paginas: 344

Sinopsis:  Alice es una joven que pierde a sus padres en un traumático accidente, del que su irritante tía y su excesivamente mimada prima culparán a diario, haciéndola muy infeliz. 
Por suerte, su primo Ryan, el inicio de su nueva aventura universitaria y sus nuevos amigos, la ayudarán a rehacer su vida, que volverá a verse amenazada, esta vez por un misterioso acosador con una sudadera verde, que parece ser su sombra noche y día. 

Sus problemas familiares y preocupaciones universitarias, no serán nada comparados con las nuevas sensaciones que experimentará y que la llevarán a vivir emociones desconocidas para ella, amenazando su cordura y llevando sus sentidos hasta el límite. 

Alice jamás iba a imaginar que encontraría el amor y se vería en medio de la eterna lucha cósmica entre el bien y el mal, al mismo tiempo. 

¿Podrá la luz vencer a la oscuridad?


OPINIÓN PERSONAL. 

Me hizo mucha ilusión recibir el libro el día 23 de Abril. Ya no por coincidir con la Diada de St.Jordi - que también - sino por hacerse realidad aquella corazonada que tuve desde el momento que lo compre y le comente a la autora que seria genial si llegase para esa fecha. Eso hizo que el día ya fuese algo más especial.

Al abrir el paquete (tres minutos después de luchar contra una generosa cantidad de precinto.. xd), antes de centrarme con el marcapáginas y abrir el regalo que me añadió: los pendientes de los que habla en éste vídeo - gracias por el detalle :) -. di toda mi atención al libro; observando la portada y la contra portada, leyendo de nuevo la sinopsis.
No miento si os digo que me encanta la edición al completo de este libro. Y no sólo por su exterior, la portada es, y me alegro, muy made in Dianna. El titulo, ahora que ya conozco la historia, creo que no podía ser otro.
El interior no te deja indiferente. Sin menospreciar la dedicatoria personal por qué me sacó un sonrisa cuándo la leí - gracias de nuevo, sabes que me gusto un montón lo que me escribiste ;) -, a la pagina siguiente a quien ella dedica el libro, encontramos el primer capitulo con un detalle precioso y original. Al inicio de cada capitulo, podemos encontrar una franja negra con un anagrama tribal situado entre el negro y el blanco de la pagina, dónde también está el numero del capitulo con números romanos - otro detalle que siempre me ha gustado de los libros - y el titulo del capitulo en sí.

¿Que decir de la historia?

Aquí es dónde voy a tener más problemas para expresarme por qué realmente no sé decir. 
Comencé a leer el primer capitulo el jueves 24 por la tarde y ocho horas después (con un par de descansos de por medio), a las dos de la madrugada colocaba el marcapáginas en la pagina 218. Ayer, sábado 26, cuatro horas después de haberme puesto, lo terminaba. 
Una locura, ¿verdad? 
Me atrevo a decir que con las primeras tres paginas ya me atrapó. Me gustó mucho lo que empece a leer. Sí es cierto que al comienzo hay poco dialogo, pero la narración es tan agradable y amena de leer que no me supuso ningún esfuerzo seguir leyendo. Resulta muy fácil adentrarse en el libro y visualizar lo que estás leyendo.
A lo largo del libro hay momentos para todo, pasando por los que no te queda más que reírte, a aquellos que realmente son adorables y como no, los que preferirías que no existieran; no obstante de lo contrario creo que los echaríamos de menos.
La historia avanza, sigues leyendo hasta que pasas de un ¡Holy Crap! a un  ¡Oh My God!. Seguimos avanzando y llega ese momento en la novela dónde las cosas dan un giro extraño alrededor de un personaje hasta que se descubre el factor clave y ésto te conduce a la parte final del libro. Y os puedo asegurar que lo que viene a continuación te pilla totalmente desprevenida, a mi por lo menos. Tanto, que me costó seguir leyendo, pero lo hice, con dificultad por qué empece a ver borroso y a resoplar de los nervios (jajaja..), pero lo terminé. 

En cuanto a personajes, simplemente decir que Ryan me ha cautivado por completo. Hay más personajes, pero no quiero spoilear a nadie, así que vais atener que leerlo para intuir quienes son los dos o tres a quienes es imposible no coger cariño.


¿Si lo recomiendo?

Un libro que consigue hacerme sentir la rabia que he experimentado hacía ciertos personajes, mantenerme en vilo en toda la historia a la vez que disfrutaba de los momentos cómicos y alucinaba con el desarrollo de la historia principal del libro, y lo más importante, emocionarme a las tres ultimas paginas del último capitulo, junto al Epilogo, se merece mi totalmente y absoluta recomendación. 

Dianna, ¡lo has vuelto a clavar! Y no me puedo creer que ahora tenga que volver a esperar largos meses para seguir leyendo nuevas historias. Pero, ¿sabes qué? Siempre puedo volver a releer LGDA con mas detenimiento...  ;)

Att: tu fan de poster. 


C u soonoox. S.R.













jueves, 6 de febrero de 2014

{Reto} Lectura 2014



Hi guys! (:

Hoy quiero hablaros de un reto que me he propuesto éste año, sí, parece que se ha puesto de moda. Lo llamo "Un Libro para cada Mes"; el titulo lo dicen todo. La idea me surgió en cuanto fui consciente de lo poco que había leído durante el 2013, aunque eso fue después de recibir una llamada de mi tía pidiéndome si tenia algún que otro libro para dejarle ya que el que tenia entre manos ya lo había terminado. Aprovechando la ocasión, y ya que el libro que tenía empezado me resultaba difícil encontrar tiempo para cogerlo, le pedí si me podía prestar el suyo, después de su recomendación.



La primera elección se trata del principio de una saga de cuatro libros que parece haber triunfado en Estados Unidos. En España, por ahora sólo disponemos de los dos primeros, los cuales ya me he leído y no tengo más que palabras halagadoras sobre ellos, sobretodo para el segundo, que ha sido sin duda mi favorito (por ahora).




* * * * * 

Los Guardianes del Alma 

Autora: Dianna M. Marquès.
Editorial: Huerfanos Literarios
Paginas: 344
Genero: Romántica, paranormal y fantástica.
Fecha: 24/04 - 26/04






* * * * * 

Doble Tentación
Tentación Doble

Autora: Liah S. Queipo
Editorial: Vanir
Paginas: 460
Genero: Novela Chick-lit
Fecha: 9/04 - 21/04





* * * * * 

Como Conquistar a un Lord 
"If the Shoes Fits"

Autora: Megan Mulry
Editorial: Plaza y Janés
Paginas: 336
Genero: Narrativa Romántica
Fecha: 22/03- 8/04
Prestado por mi Tía.


 * * * * *

Cómo Ligar con un Duque.
"A Royal Pain"

Autora: Megan Mulry
Editorial: Plaza y Janés
Paginas: 384 
Genero: Narrativa Romántica
Fecha: 25/01 - 8/02 
Prestado por mi Tia. 




C u soon. oox. S.R.




ACTUALIZANDO (1/2015) 

Your Year in Books (2014)
                                   

martes, 4 de febrero de 2014

publicado en 2011. Actualizado.

- ¡Vamos hazlo al azar! - dijo una de las tres hermanas.
- En verdad existen tantísimas cosas que ocurren al azar... - comentó la mayor de las tres, balanceándose en el columpio con los pies firmes en el suelo.
Sus dos hermanas, Sofía y Daniela, se quedaron pensativas, mirándose sin entender nada de lo que les intentaba decir Cath, como ellas le llamaban. Sabían que algo no iba bien, y parecía que ahora estaba dispuesta a hablar.
- La amistad, por ejemplo. Eso es algo que ocurre al azar. - comenzó, haciendo una breve pausa antes de seguir. - Cuándo naces no eres consciente de nada. Creces y sin saber como, un día comienzas a jugar con todos los niños y niñas de tu clase, pero tu ya tienes a ese o esa que será a quien darás la mano al entrar i salir de clase. Pasan los años. Llegas al final de primaria y aún sigues riéndote con esa persona que de niña os dabais la mano. Y seguís sonriendo, yendo con otras personas, pero siempre en el mismo grupo.
Aunque no nos damos cuenta, los años pasan y con ellos muchos cambios, problemas, rabietas, llantos, discusiones... y luego esa frase "amigas para siempre". - comenta Catherine con sarcasmo.
Un día te levantas, somnolienta, y antes de salir de tu cuarto ves a alguien en el espejo. Al momento te asustas por las pintas que tiene, pero no eres otra que tu misma recién levantada. El espejo te muestra quien eres, en quien te has convertido y sonríes al ver que tus años de niñez y juventud se han ido. Pero no te importa porqué aún eres joven y ves que tienes mucho por delante y no vas a desaprovecharlo. De repente ves la foto de esa amiga que aún guardas al lado del espejo, la que te dijo que seriáis amigas para siempre, y piensas que nada de lo vivido años atrás tuvo sentido, todo fue en vano... ¿realmente todo fue así? - se cuestiona, mirando a sus hermanas. - En ese momento suena el móvil y despiertas del pensamiento preguntándote quien sera a esas horas, pero enseguida sonríes al ver su nombre en la pantalla. - Cath levanta la mirada, fijando sus ojos en Sofía, la mediana. - Alguien a quien conociste cuándo tan solo era del tamaño de un guisante. - sonríe.
Pasan los días, meses, años incluso y harta del instituto decides conectarte al messenger deseando que esa persona ésta conectada - la chica alza la vista para mirar a Daniela - Ese día tienes ganas de despotricar del mundo y compartir la mierda que tienes dentro con alguien que te entienda a pesar de tener un examen el día siguiente.

- Los años vuelan, a pesar de querer detener el tiempo en ciertos días. - comentó Sofía subiéndose al tobogán, situado cerca de los columpios.

- Lo mejor de todo esto es que llega un momento en el que sabes distinguir quienes a tu alrededor te van a echar un cable en momentos de dificultad y quienes no. - añadió Cath, mientras Daniela las observaba pensativa, sentada en el otro columpio.

La mayor de las tres, paró en seco el vaivén del columpio, respiró hondo y levantó la cabeza mirando a sus hermanas. A pesar de sus errores, su carácter, su forma de ser, a veces odiado por ella misma, y sus días malos, eran a parte de hermanas de sangre y por encima de todo sus mejores amigas y confidentes. Su punto de apoyo para superarse día a día y poder escuchar de su voz "¡No sabes lo orgullosas que estamos de ti, Cath!".
Por ellas había crecido como personas, le habían enseñado a madurar y aprender a ver las cosas desde otra perspectiva.

- ¡Os quiero mucho! - soltó cabizbaja.

Daniela, se levantó del columpio y se acercó a ella abrazándola con todas sus fuerzas, susurrando:
- Que tonta eres... pero sigo sin entender a que a venido esto.

Catherine sonrió aferrándose a la pequeña, a pesar de sus quince años recién cumplidos, notando el contacto de otro abrazo a su alrededor y temiendo por acabar las tres en el suelo frió de ese parque. Algo ue no les importaba nada hacer, es más les divertía, cuando tenían nueve, siete y cuatro respectivamente.

- END - 

lunes, 3 de febrero de 2014

publicado 03/02/11

- ¿Por qué ahora?

Nicole estaba apoyada al lado de la puerta del copiloto. No podía creer que después de tantos años de haberlo visto en foto, recordar su matricula... ahora estuviera apoyada en él.
- ¿Te apetece dar una vuelta?
John se sentía nervioso. Había soñado con ese momento tantas veces... Y ahora tenia miedo de que fuera demasiado tarde.
- ¡No! Antes necesito mi explicación.
- Y la tendrás, te lo prometo. Confía en mi Nikki...
Ésta le miro a los ojos.
¿Cómo olvidar esos ojos verdes?
Si estar apoyada en su coche ya era inimaginable meses atrás, incluso años, sólo tener que estirar el brazo para ver que era real, que de verdad le tenia delante, aún era más surrealista.
- Está bien. ¿Y dónde piensas llevarme?
- Ya lo verás. - John se acercó a su mejilla y le dejo un beso rápido, algo que sorprendió ala chica. - ¡Vamos, sube!
Ella sin más abrió la puerta y entró.

El interior de ese coche también era igual que en las fotos, con sus muñecos, su atrapa sueños...
John encendió el motor del coche y antes de irse, dejó que la voz de Michael Jackson llenara el interior del Astra.
Nicole no podía creer lo que estaba escuchando. Por acto reflejo empezó a reírse tapándose la cara. Al momento retiró su mano negando con la cabeza mientras le miraba.
- No me puedo creer que sigas escuchando a Michael...
- ¡¡Por supuesto!! Es mi idolo... - dijo en tono divertido.
- ¿Igual que el ocho veces campeón de F1? - siguió ella, con el mismo tono que había usado él.
- Claro. - sonrió.
- ¿Y que me dices del Real Madrid? - preguntó, sabiendo ya su respuesta.
- Hasta la muerte.
Nicole se echo a reír mientras le observaba.
- Eres increible... - dijo él mientras la miraba de reojo.
- Anda ya... no digas tonterías.
- No, de verdad. Ni siquiera has olvidado esto de mi a pesar de llevar mucho tiempo sin hablar.
- Bueno, no le des tanto merito a algo que no lo tiene. Son detalles que se quedan..., nada más. - respondió Nikki en un tono despreocupado.
- Seguro que si te pregunto cualquier otra cosa lo sabrás.. - le retó John.
La chica se lo quedó mirando con una sonrisa traviesa, después se encogió de hombros.
Después de eso, el trayecto se volvió silencioso. De vez en cuando una pregunta obligada para dejar de oir al "rey del pop" pero nada más.

Nicole llevaba unos minutos con la mirada clavada en el exterior. No tenia ni idea de a dónde la llevaba pero su instinto empezaba a sospechar. Antes de que llegara a la conclusión, John puso el intermitente y aparcó sin tener que hacer la más mínima maniobra.
- Hemos llegado. - dijo el chico.
- ¿La Barceloneta? - preguntó sorprendida.
- Siempre decías que te gustaba pasear por la playa...
Ésta frunció el ceño con la risa a punto de delatarla.
- Y luego dices que soy yo quien se acuerda de ciertos detalles...
Sin más, abrió y cerró la puerta mientras se alejaba del coche camino a la arena.
John se acercó por detrás, pellizcando su costado derecho en forma de cosquillas.
- ¡Eh! - se quejo Nikki.
- ¿Te gusta? - dijo él mirando al horizonte.
- Mucho. Siempre me había imaginado aquí de pie, o sentada delante del mar observando las olas...
- Siempre tan poética...
A diferencia de lo que se esperaba John, ésta vez ella no respondió. Sólo le miró con una media sonrisa en los labios empezó a andar cerca d la orilla. Con un par de zancadas él la alacanzó. Quiso verle la cara, pero Nikki dejaba que su media melena la escondiera, impidiendo asi su visión.
- Quiero saberlo. - dijo ella rompiendo el silencio - Quiero saber el motivo de tu aparición. Quiero saber aquello que nunca iba a saber. Quiero saber qué hago aquí y porqué has vuelto de la nada, así sin más... ¡Ah! y como supiste que estaba aquí.
- Tus mails... tus mails me han llevado hasta ti.
- ¡Has leído todos los mails que te mande! - su mirada viajaba a izquierda y derecha, fija en la arena. Nicole se detuvo en seco. - ¿Y que pasa, que en tu correo no existe la opción de responder? - levantó la cabeza y se enfrento con la mirada de John, disgustada por lo que acababa de saber.
El chico se sentia mal, pero en ese momento, al ver la cara de Nikki no pudo evitar sonreír. Había olvidado lo mona que estaba cuándo se enfadaba, y lo que él disfrutaba haciéndola enfadar.
- Me alegra que te divierta... pero a mi no me hace ninguna gracia.
Nicole empezó a andar con el paso firme y acelerado.
- ¡Nikki!
- ¡Dejame en paz!
- Tozuda... - susurró para si mismo.
Éste comenzó a andar, creyendo que tarde o temprano ella se detendría.
Nicole, de lo contrario, no tenía pensado frenar. Es más, empezaban a entrarle unas ganas locas de ponerse a correr y no detenerse. Y lo hizo. Al notar la respiración de su amigo en su nuca, sus piernas cogieron velocidad haciendo que el agua que llegaba a la orilla le salpicara.
- ¡Vamos chico de gimnasio! ¿Vas a dejar que una chica te gane?
John se quedó asombrado de que le estuviera retando. No se lo pensó dos veces, sonrió villanamente y empezó a correr, no sin antes hacer unos breves estiramientos. Tenía tiempo, la alcanzaría enseguida... - pensó.
Nikki no miró hacia atrás en ningún momento. Se sentía triunfadora de poder más que él pero esto se terminó cuándo le vio por delante de ella, alejándose sin ninguna dificultad, todo lo contrario que a ella. La chica empezaba a sentirse cansada, y notaba una fuerte presión a un costado.
- Sigue andando, no es bueno parar de golpe...
- ¡Eso ya lo se idiota! - se soltó, con sus dos manos apoyadas en el costado izquierdo.
El joven se echo a reír a carcajadas.
- Había olvidado lo mucho que odias perder...
- Si..., ya veo que hay muchas cosas que has olvidado y por eso no entiendo que está pasando hoy.
Jadeante, John se acercó a su tozuda y loca amiga.
- ¿Crees que he olvidado aquellos días de locura, de alegría, de risas, de cachondeo, de bromas...? - Nicole no le miró, se sentó directamente en la arena simulando pasar de él.
Vista la reacción de la chica, él hizo lo mismo sentándose a su lado con los brazos apoyados en sus rodillas.
- ¿De verdad crees que he olvidado todos esos buenos momentos que pasamos juntos...?
- Bueno, juntos juntos... no. Y no lo sé, no sé lo que has olvidado o aún recuerdas...
- Estos momentos nunca serán borrados, porqué no fueron escritos en lápiz sino en tinta permantente y eso ni el tiempo ni nadie hará que se vaya.
- Y luego soy yo la poética - dijo ella, de modo que eso la ayudara a relajarse.
- ¿Sorprendida?
- Un poco. - el chico dejó que una pequeña risa se grabara en su rostro.
- Sigues guardando todas las fotos, textos, videos..? Bueno, que tonteria, seguro que si. - dijo inmediatamente después de formular la pregunta.
- Aha... - afirmó ella.

Aquello para Nicole era de los más irreal, surrealista e inimaginable que podía haber soñado que ocurriría. Tantas veces pensando "algún día le conoceré" y ahora... Ahora creía estar viviendo en su propio sueño, aunque para ser sinceros uno demasiado real. Y lo malo de los sueños es que se terminan y éste veía que estaba terminando y eso... bueno, nunca le han gustado las despedidas y mucho menos si no sabes cuándo podrás volver a ver esa persona.
- Que haya estado tanto tiempo perdido no significa que te haya olvidado. Todo lo que aprendimos desde que nos conocimos, las influencias que hicieron que pensásemos de la misma manera y de ahí a que aún nos llevemos tan bien...
- Creído. - soltó Nikki.
- ¿Recuerdas lo que te dije un día?
- ¿Que parte de todo?
- Aquello de "No quiero que pienses que estamos distantes aunque llevemos tiempo sin hablar, lee los mensajes, mira las imagenes, escucha las canciones y John aparecerá."
Nicole se encogió de hombros, no le apetecía hablar.
- ¡Lo recuerdas! - la chica dejó que su sonrisa hablara por ella. - Entonces, quiero que recuerdes esto siempre, Nikki... Eres increíble, genial, maravillosa, alegre, simpática, inolvidable, original, creativa, constante, CABEZONA - enfatizó - y creo que tengo que mirar el diccionario porque´ya no se definirte mejor... - John hizo una pausa y siguió hablando. - Siempre te decía que eras una persona especial y genial, que nunca me cansaría de decírtelo, y si tuviese que decir todos los detalles que tuviste conmigo... ¡me quedaba corto!
- ¿Éstas intentando entrar en el libro del récord guiness de este año, lanzándome piropos? - le interrumpió ella.
- No. Solo estoy intentando hacerte entender que existen demasiadas cosas que me recuerdan a ti y por muchos años que pasen sin saber el uno del otro, es imposible olvidarme de la chica que me ha tenido más horas pegado a la pantalla de un ordenador en toda mi vida...
- ¿Qué? Oye perdona si no querías estar ahí conmigo no haberte conectado, digo yo que no toda la culpa es mía, ¿no crees? Además... - John estalló a risas mientras Nicole seguía con sus reproches - ¡Deja de reirte! ¡No queda muy educado que mientras una habla el otro se esté descojonando!
- Perdona, pero es que me pareces fascinante.
- Imbécil.
- Testaruda.
- Idiota.
- Gruñona
Nicole le lanzó una mirada envenenada, levantándose de un salto y empujando a John para que éste cayera hacia atrás.
- Vale, ¿ya estás contenta? - dijo él mientras se levantaba.
- ¡SÍ! - contestó ella alejandose.
El móvil de John sonó. Eso le hizo volver, en cierto modo, a su realidad.
Nikki al darse la vuelta vio que estaba hablando por telefono y opto por esperarlo sentada en el borde del primer peldaño de las escaleras.

Unos minutos después, vio que éste guardaba su móvil en el bolsillo del pantalón dirigiéndose hacía dónde estaba ella, eso la impulso a levantarse.
- Perdona, ya estoy aquí.
- Oh no pasa nada, supongo que...
- !Quieta! - la interrumpió John. - Tienes..., no te muevas. - Nikki intentó mover la vista hacia su hombro sin moverse - ¡NO!
La chica cerró los ojos con fuerza.
En realidad no había nada en el hombro de Nicole, era una simple excusa para poder darle un abrazo. Algo que él siempre había querido hacer.
Ella abrió sus ojos como platos al notar que los brazos de John la estaban rodeando. No duro mucho, ésta se apartó dándole un empujón.
- ¿Tan dificil es decir "Nikki puedo darte una abrazo" o darmelo así sin más, sin tener que hacer tanto el paripé?
Ésta sin decir nada más, se apresuró, molesta, por la sescaleras en busca de las siglas FDN. John se limitó a seguirla, subiendo al coche y poniendo rumbo al Corte ingles de Plaça Catalunya, delante del quiosco.
Nicole podía ver cada detalle de todo lo que habría a fuera, algo que en el camino de ida había sido imposible de percibir. John mantenía una velocidad muy inferior a la que acostumbraba a ir. ¿Querría retardar el momento de decir adiós?
Había demasiado silencio desde que se habían alejado de la playa, necesitaba algo de fondo que la hiciera sentir más cómoda. Se quedó mirando el reproductor, intentando averiguar como sintonizar alguna emisora. Consiguió abrirlo, eso ya fue todo un logro. Luego comenzó a apretar botones hasta encontrar una emisora que reconoció por la voz de los locutores. 
El interior del coche se inundó en breves segundos por distintas voces; Lady Gaga, Akon, Rihanna, incluso algunas que ella reconocía haber oído en Flaix Fm.
Phantomrider (Tokio Hotel)
 llenó el escenario del silencio que aún y haberse roto por la música seguía ahí, y con el la sensación de incomodidad por parte de los dos aún y hacer como si nada.
- Siento haber rechazado el abrazo.
A Nikki le costo pronunciar aquello pero se negaba a estar mal con él, ya había pasado por aquello varias veces aún y ser distinto, y no podía permitirse volver a pasar por aquello. Y menos ahora que podía darle todas las collejas que le había prometido que haría en su día.
- Me pilló de sorpresa y no pensé, sólo solté todo tipo de palabras sin sentido.
- Supongo que de no ser tan tímido te hubiera dado el abrazo sin tener que inventarme semejante estupidez.
- Estupidez o no, a funcionado...
Los dos sonrieron con una mirada de complicidad, debajo del stop debido al semáforo en rojo.
Dos semáforos más y el Astra negro aparcó junto a la acera. John puso los cuatro intermitentes y bajó del coche al mismo tiempo que ella. Nikki volvió apoyarse en el coche a la espera que fuera él quien dijera algo y queriendo haber terminado con aquel momento que tanto odiaba.
- Bueno... Gracias por aceptar mi invitación.
- Gracias por invitarme.
Ésta vez, sin paripés, ni motivos sin sentido. John se acercó a Nikki estrechando sus brazos a su alrededor.
- No dejes que nadie te cambie, Nikki. - susurró él.
Los brazos de Nikki rodearon el cuerpo del chico instintivamente.
- Gracias por seguir acordándote de mí -respondió ella en un tono de voz roto.
- Ésta parte del texto me tocaría decirla a mi, no a ti... - comentó él.
Solo fue un abrazo, como tantos otros que suele durar lo mismo que los demás. A simple vista si lo parecía, pero para John y Nikki había tenido mucho más significado al que pudieran imaginar los que andaban cerca de dónde ocurría algo que a lo mejor no volverían a ver, ni ellos a experimentar.


- END -